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Todos los aficionados a la alta fidelidad pensamos en un tipo de cajas acústicas, ideales para cada uno de nosotros, con las cuales soñamos y a veces nos sorprendemos pensando «si reuniera este dinero me la compraría». No me refiero a cajas imposibles, mastodónticas y deslumbrantes con las que tener sueños húmedos, sino a aquellas que pondríamos realmente en nuestras salas, porque pensamos que se adaptarían de mejor manera a nuestros gustos personales y al entorno del que disponemos. A veces esta elección se realiza siguiendo un concepto que nos tiene enamorados, pues hay amantes de las pantallas planares, o de las bocinas, etc… que exclusivamente buscan en esos entornos. Otras ocasiones los aficionados se enamoran de una determinada marca, y se vuelven hooligans de ésta, esperando la próxima realización de dicho fabricante para encontrar ese algo que creen que les falta.

En mi caso, siempre me han atraído las cajas acústicas de alta sensibilidad, debido a mi gusto por las electrónicas a válvulas y para tener la ocasión de disfrutar de la más refinada amplificación posible de este tipo, un sencillo single ended. Además personalmente y por propia estética sonora, prefiero un diseño con altavoces dinámicos a otro con bocinas y para redondear la faena, si se pudiera escoger, de un tamaño no demasiado grande que me permita esquivar posibles problemas acústicos de más complicada solución. Curiosamente, como demostración de que la música y sus vaivenes son como una corriente que te arrastra más allá de donde piensas, es que mi actuales cajas nada tienen que ver con dicho ideal teórico para mí. De todas formas, siempre he sentido fascinación por este tipo de altavoces, y tener la oportunidad de disfrutar las DeVore Fidelity Orangutan O/96, máximo exponente de todas las cualidades que considero reunidas en un diseño, me entusiasmó desde que me lo propusieron.

Amablemente, el importador de la firma en nuestro país, Blas Oliva de Broker Audio, se desplazó hasta mi domicilio para situarme las Orangutan en su posición ideal, y como guinda en un pastel, me proporcionó un pequeño y delicado amplificador Single Ended de 11W para combinarlo con las DeVore, el Mastersound Dueundici. Tras degustarlo junto a las Orangutan, tanto me gustó el rendimiento de dicha electrónica, que se ganó por derecho propio ser objeto de un análisis próximo en esta publicación.

Deslumbrante belleza en un diseño clásico

Las DeVore Fidelity Orangutan O/96 son unas cajas acústicas tipo monitor de 2 vías, pero de un tamaño considerable. Situadas sobre sus pequeños soportes de madera de arce, su altura no llega a alcanzar el metro, exactamente 90cm por 46cm de ancho y 30,5cm de profundidad.

Su terminación exterior es francamente llamativa, muy cool y seguro del agrado de aquellos aficionados, hombres y mujeres interesados además de en la música, en la decoración. Su presencia no sólo será bien acogida por tanto en una sala de música dedicada, sino que contribuirá a elevar el nivel estético de cualquier estancia compartida. El modelo suministrado para esta prueba combina dos tipos de acabados de madera diferentes en la construcción de su chasis, madera contrachapada de abedul en el frontal y DMF de diferentes densidades con acabado en un color mezcla de wenge-ceniza en la trasera y los laterales.

En la parte trasera cuenta exclusivamente con dos puertos bass reflex de considerable tamaño y elevada carga de trabajo, pues acercando la mano a ellos apreciamos que soplan de verdad. Curiosamente en esta zona de la caja no están situados los conectores de los cables de altavoz, que se localizan en la parte inferior de las Orangutan. Estos son de buena calidad, fabricados por Cardas en cobre. Hay que reconocer que las DeVore lucen más elegantes sin los conectores vistos, aunque es indiscutiblemente más incómodo su conexionado, obligándonos a tumbarnos en el suelo para apretarlos a conciencia. Concesión a la estética por parte de la firma a unas cajas que lo merecen, ¡son preciosas!.

Los grill con los que cuentan estos altavoces, que se sujetan magnéticamente, son realmente efectivos como protección de los mismos, pues son bastantes firmes y rígidos, de color negro y fabricados con un material grueso, parecido a tela de saco. Su utilidad se reduce a meramente estética y la de incrementar la seguridad y limpieza de los transductores. Para la escucha de las cajas, mejor retirarlos pues se pierde cierto nivel de detalle en caso contrario.

Los altavoces utilizados en las Orangutan son, como woofer un 10″ fabricado por SEAS, a excepción del cono de papel que lo construye una empresa europea de nombre no facilitado. Como tweeter emplea uno de cúpula de seda de 1″ construido por la misma misteriosa compañía, siguiendo los diseños de DeVore. Éste se encuentra situado dentro de un pequeño difusor en forma de cuerno con muy poca profundidad.

Las DeVore Orangutan presentan unas especificaciones técnicas, que las convierten en las compañeras ideales de prácticamente cualquier amplificación a válvulas. La numeración que figura en el nombre de este modelo, hace referencia a la sensibilidad que ostentan de 96 dB. Pero tan importante o más que su sensibilidad es su bondadosa impedancia de 10 Ohm, situándose la mínima en 8,75 Ohm, realmente un sueño hecho realidad para los numerosos amantes de las válvulas.

Sonido

A pesar de tener delante mía el coqueto Dueundici de Mastersound mirándome y pidiendo que lo pusiera para acompañar a las Orangutan, quise resistirme inicialmente a su instalación y comenzar mi primeras escuchas con mi amplificación habitual. Cierta inquietud me acompañaba mientras conexionaba las cajas, pensando si mis etapas con su gran tamaño y diez válvulas de potencia por canal, no introducirían al sonido algún molesto zumbido o pitido, que una caja tan sensible pusiera en evidencia de manera sorpresiva. Para mi satisfacción, esto no ocurrió, la sinergía de las DeVore con mi amplificación fue positiva y pude escucharlas una semana con ella hasta que me familiaricé con su sonido.

Durante estos primeros días, me dediqué también a jugar con la posición de las cajas en mi sala, buscando su mejor emplazamiento. Problemas de graves descontrolados o enfatizados por paredes próximas no tuve, pues tengo la suerte de poder separarlas como mínimo dos metros de la más cercana. Por lo tanto, esquivados inconvenientes mayúsculos, sólo me faltaba el ajuste fino que toda caja acústica requiere, y que conseguí cerrando el ángulo de inclinación de ellas, dejándolas totalmente enfocadas hacia el punto de escucha. Una pequeña apertura sobre este emplazamiento ideal, produce un gran cambio en el comportamiento general de la caja, volviéndola más torpe, oscura y poco focalizada.

Perfectamente situadas, pronto aprecié que las Orangutan son unas cajas poderosas, capaces de acomodarse tanto a estancias medianas como a salas más generosas como la mía, llenando sin problemas mis 60m cuadrados de música con una escala muy convincente. Su amplia respuesta de frecuencia, de 25Hz a 31 kHz, nos muestra unas frecuencias graves contundentes, que proporcionan el apoyo y la base necesaria al resto de frecuencias para crecer y recrear una gran imagen sonora con una presión acústica muy buena.

La característica principal a destacar tras escuchar con atención las DeVore durante unos días, es su equilibrio general que proporciona un sonido muy coherente y con todas las frecuencias perfectamente integradas, siempre al servicio de la música. Las citadas frecuencias graves, cuya extensión convierten a las Orangutan en unas cajas casi full range, son profundas y definidas. Un diseño de 2 vías, en el que su woofer baje a 25Hz, puede despertar en algún aficionado un cierto recelo pensando que su agilidad no debe ser la mejor de sus virtudes. Podemos estar tranquilos en este aspecto, pues estas cajas ni destacan por una rapidez extrema, ni por una lentitud que las emborrone o ensombrezca, son como todo su sonido equilibradas, creíbles y con la agilidad necesaria para reproducir con acierto cualquier género musical con solvencia. Lo cierto es que John DeVore ha resuelto este problema desde un punto de vista muy audiófilo y nada espectacular, equilibrio y respeto al contenido musical. Se nota que John es músico además de diseñador y estas cajas están muy enfocadas a dejar el protagonismo a la música y no a lucirse ellas mismas. El pequeño pero matón Dueundici consiguió un control de dicha franja de frecuencias igual de bueno que mis etapas Jadis JA200, lo que certifica la bondad de las Orangutan y presenta la mayor de sus virtudes, su elevada sensibilidad.

Gracias a esta característica, adquirir unas DeVore Orangutan O/96 o cualquier otra caja similar, puede desvelar ante nosotros un horizonte nuevo de utilización y de disfrute, que puede cambiar nuestra manera de degustar la música y hasta de entenderla. Ejemplo perfectamente extrapolable a muchos aficionados, podemos considerar esta misma prueba, en la que el relevo de mi relativamente dimensionada amplificación por el Duenundici, acarrea una serie de consecuencias positivas que paso a enumerar. En primer lugar un ahorro en la factura eléctrica considerable. No puedo obviar también la consiguiente reducción de calor en mi sala, hecho vital sobre todo para los que vivimos en la zona sur de España. Pero el aspecto más importante a destacar, es el aumento de calidad que trae de la mano la sencillez en el diseño de una electrónica single ended, más sí está configurada sobre un triodo puro. Como en otros muchos campos de la vida, en el audio también podemos aceptar como válida la premisa de menos es más, y una electrónica de diseño simplista, puede otorgarnos una calidad sonora difícil de encontrar en diseños más complejos, incluso de muy superior precio. Todas estas sustanciales mejoras, que pueden presentarnos unos cambios positivos en la física de nuestro sistema, además de en su sonido y en nuestro disfrute, tienen su génesis no lo olvidemos en el hecho de disponer de unas cajas acústicas como estas DeVore Fidelity con 96 dB de sensibilidad.

Poder utilizar una amplificación tan sencilla y purista como este 11W, supone que las Orangutan reproduzcan unas frecuencias medias especialmente naturales, libres de grano y con una suavidad cautivadoras. La verdad es que no me cabe en la cabeza la idea, de ser propietario de unas cajas como nuestras protagonistas y no acompañarlas de una refinada amplificación de poca potencia, sea de válvulas o de transistores, que puede ser igual de válidas para las personas a las que no les agrada la luz de las bombillas.

Las voces se dibujan con grosor y cuerpo, pero con el grado justo de voluptuosidad para no resultar empalagosas ni demasiado enfatizadas, resultando básico para ello su elevada corrección tímbrica. Toda la presentación musical transmite un agrado al acto de sentarse a escuchar música muy elevado y nos invita a relajarnos y a olvidarnos de todo lo demás. Si buscamos unas cajas muy reactivas, que persigan alcanzar los límites del espectro sonoro, donde la información y el extremo detalle sean protagonistas en todo momento, seguro que encontramos mejores opciones en el mercado. Las DeVore Orangutan no son excesivas en ningún aspecto y en su nivel de detalle por supuesto tampoco. Tienen el nivel justo de información necesario para que nada echemos en falta, y que no resulte penalizado lo más importante, su musicalidad. Nunca nos sentaremos enfrente de estas cajas a escuchar sonidos, sino a dejarnos atrapar por su lenguaje musical.

Factor responsable del nivel tan alto demostrado reproduciendo las básicas frecuencias medias, es el destacable grosor casi holográfico que permite que sintamos la presencia de nuestro trío de jazz favorito en nuestra sala, como si de una actuación privada se tratara. Cada instrumento goza de una densidad muy elevada que lo convierte en más presente si cabe dentro de nuestra escena sonora. Escena esta que destaca por su corrección ubicando cada uno de los intérpretes y por su buena anchura y profundidad. Horizontalmente su despliegue escénico siendo bueno, se encuentra un punto por debajo de las mejores cajas que he podido evaluar, seguramente por situarse tan orientadas al punto de escucha y por apostar por favorecer el peso y la densidad de cada instrumento mostrado.

Pararse a analizar la gama alta de frecuencias es un placer para el afortunado poseedor de unas DeVore Orangutan. Sin duda los diseñadores de estas cajas demuestran una profunda labor de afinado de las mismas, mediante fructíferas sesiones de escucha, demostrando un entendimiento de la música sincero y profundo. Los agudos de las Orangutan cuentan con un equilibrio perfecto de extensión, resolución y grosor necesario para que nunca los interpretemos como agresivos ni hirientes, a pesar de extender su respuesta de frecuencia hasta unos más que estimables 31 kHz. DeVore Fidelity renuncia a un futuro comprador que se deje guiar por cantos de sirena de tweeters espectaculares, que nos seduzcan durante treinta minutos y nos fatiguen a la larga. Volvemos al equilibrio y la sensatez que esta pareja de neoyorquinas, exhiben desde el primer momento, en cada nota musical que sale de sus altavoces.

Finalizando el análisis de las Orangutan, tuve la oportunidad de poder utilizar como amplificación, un conjunto Vitus Audio que recibí para mi próximo análisis, en concreto la etapa de potencia SS-101 y el preamplificador SL-102. Aproveché esta ocasión para comprobar la sinergía de las DeVore con una amplificación de estado sólido de muy alta gama, como este conjunto de electrónica danesa.

Impecable fue el comportamiento de las DeVore con transistores, aunque… ¿podía ser de otra manera hablando de una amplificación de tal envergadura? Lo más destacable de esta nueva configuración, fue el plus de rendimiento mostrado por las cajas desarrollando las frecuencias graves, con mayor extensión y peso global de la música, pero exhibiendo un control del grave total. El resto de frecuencias rayaron con el mismo nivel de confort mostrado antes, pues los 50W en Clase A de Vitus, consiguieron un sonido de gran clase y refinamiento. Puedo asegurar pues, el óptimo comportamiento de las Orangutan con amplificaciones a transistores de nivel, magnífico.

Conclusiones

Nuestras protagonistas son unas cajas acústicas que cuentan con la suficiente cantidad de cualidades, para convertirse en una opción diferente y muy a considerar para un gran número de aficionados. A su sonido coherente, equilibrado, rico tímbricamente y músical, se une una virtud que considero pieza angular de su atractivo, su elevada sensibilidad que nos posibilita poder disfrutar de amplificaciones exquisitas y prohibidas por su reducida potencia para la inmensa mayoría de las cajas acústicas del mercado.

Las DeVore Fidelity Orangutan O/96 son unas cajas hechas para disfrutar de la música, que nos invitan a alargar nuestras sesiones de escucha y a rebuscar entre nuestro horario esos minutos que podamos robarle para  relajarnos y abandonados a nuestra pasión. Si os atrevéis a probarlas con la amplificación adecuada, seguro que os seducen como a mí, adelante…

DeVore Fidelity Orangutan O/96 – 12800€

Distribuye Brokeraudio, www.brokeraudio.com , tel: 663127609

EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA

Cajas Acústicas

  • Kiso Acoustic HB1

Amplificación

  • Preamplificador Wavac PR-T1 y Vitus SL-102
  • Previo de fono Trilogy 907
  • Etapas monofónicas Jadis JA200
  • Estapa estéreo Vitus SS-101
  • Amplificador integrado Mastersound Dueundici

Fuentes

  • M2Tech Vaughan DAC y PS Audio Perfectwave Transport
  • Plato Hanss Acoustics T-60, brazo Fletcher Zero, cápsula ZYX Omega Cobre

Cables

  • Interconexión Stealth Audio Sakra y Fono Acustica Armonico
  • Digital Stealth Varidig Sextet
  • Altavoz Stealth Audio Dream V10
  • Corriente Fono Acustica Armonico, Okutsu Denko Prestage, Okutsu Denko Extreme, Stein Music

Accesorios

  • Mueble Artesania Audio Esoteric triple tandem, Vibex One 11R, Acoustic Revive RR-77, Stein Music Super Naturals, Artesanía Audio Dampers Improved y MKIII.

 

 

 

 

 

 

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